lunes, octubre 23, 2006
La amenaza del agua que siempre vuelve
Pilar Cambra
Meneame
Del.icio.us
"Era el 14 de octubre de 1957, el día en el que el siempre manso y escaso caudal del río Turia se tornó bravo y asesino y provocó la peor ríada que recordaba Valencia... Días más tarde, cuando sané de las anginas, las aguas retiraron y mi colegio volvió a abrir sus puertas, el aspecto de la ciudad seguía siendo trágico: montañas de negro barro en lo que habían sido hermosas alamedas, un olor a humedad y a putrefacción y las espantosas fotografías de los ahogados que nadie había identificado todavía en carteles pegados por toda la ciudad.Más, en su blog de Expansión
Creo que de esa experiencia nace mi convicción de que al agua, a su fuerza, a su poder destructor hay que tenerle un respeto colosal y no desdeñar jamás la latente amenza que suponen las lluvias torrenciales que, como decía aquella antigua novela, "siempre llegan"... Porque -como se recordó hasta la saciedad tras otra brutal catástrofe, la del camping de Biescas, montado en una antigua torrentera- donde hubo agua siempre puede haberla de nuevo: el agua siempre vuelve, siempre "recuerda" los cauces por los que un día discurrió. Y, aunque nadie parezca tenerlo presente en tiempos de sequía -como los que padecemos en España con mayor y más preocupante frecuencia-, tal principio es el orígen de múltiples desdichas cuando las avanlanchas de agua reclaman sus fueros."
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