viernes, abril 21, 2006

El Gobierno quiere subir un 38% el precio del agua «contra el despilfarro»

F. Martínez

Los grifos no cortarán su suministro de agua este verano, como ya ocurrió en años anteriores, asegura la ministra de Medio Ambiente. A partir de ahora, el despilfarro del agua dependerá del bolsillo de cada ciudadano. Y es que la nueva medida del Gobierno para evitar que aumente de forma desmesurada el uso de este recurso en los próximos años es un incremento del precio del agua en un 38 por ciento. Así lo apuntó la asesora en materia de agua del Ministerio de Medio Ambiente, Josefina Maestu, en su intervención en las jornadas «Gestión del agua en la Comunidad de Madrid».

Entre las posibles medidas para impulsar el ahorro de agua citó las políticas de precios, que deben ir ligadas a la recuperación de los costes de los servicios y tienen que servir para ajustar su consumo. «Queremos evitar el despilfarro y las tarifas nos pueden ayudar a conseguirlo», señaló Maestu, quien además recordó que, actualmente, el metro cúbico de agua en Madrid está en 97 céntimos de euro. Además se mostró partidaria de aumentar el precio del agua durante las épocas de sequía para, de este modo, controlar su consumo y aumentar la eficiencia de las redes de distribución.

Maestu propuso también como medida de ahorro el «crecer de manera diferente» a la hecha hasta ahora, enfocando la economía en el sector servicios, donde se necesita una menor cantidad de este recurso, reducir el consumo medio por habitante o plantearse, por ejemplo, nuevos modelos de jardines que consumiesen menos agua que los actuales. La prioridad máxima, según explicó la consejera técnica del gabinete de la ministra de Medio Ambiente y coordinadora de Análisis Económico de la Directiva Marco del Agua, es el abastecimiento a ciudades, no el riego de parques y jardines o el llenado de las piscinas.

En el caso de no adoptarse medidas para racionalizar el consumo de agua, se prevé que hasta el año 2015 aumenten en 96 hectómetros cúbicos las necesidades de agua en usos domésticos y 112 en usos industriales, afirmó. Paralelamente, la emisión de vertidos se incrementará un 60 por ciento en el ámbito doméstico y un 46,3 por ciento en el sector industrial. «Lo que nos preocupa es cómo se traduce el cambio de hábitos en el consumo de agua, no tenemos que pensar en el crecimiento ilimitado, sino en cómo crecer sin consumir más agua, optimizando lo que ya tenemos», subrayó.

Por su parte, el fundador de la fundación Nueva Cultura del Agua, Antonio Estevan, que también asistió a las jornadas en Madrid, propuso generalizar todas las infraestructuras posibles de campo-ciudad. De este modo, las ciudades se conectarían con el campo y así en caso de una posible sequía ambas tendrían suficiente agua, ya que «si hay que cerrar un grifo, se puede abrir otro».

Ejemplos de este sistema se encuentran en ciudades como Valencia, en la que el campo está muy ligado a la ciudad y la agricultura nunca ha tenido problemas de abastecimiento. En el polo opuesto se encuentran «sistemas urbanos puros» como Madrid y Barcelona, separados de los campos y que en años anteriores sí han tenido problemas de abastecimiento.

El Ministerio de Medio Ambiente calcula que en España se despilfarran un total de 900 hectómetros cúbicos de agua que permitirían el consumo anual de 14,7 millones de personas.

Vía La Razón

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